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Vivimos en un mundo donde átomos transparentes, que aparecen donde son esperados y de la forma que se les espera. Vivimos en un mundo donde la superposición electrónica puede crear dos o infinitos escenarios paralelos para diferentes “Usuarios” y aun así, en la esencia última de la realidad, cuando ya se ha simplificado completamente, nos damos cuenta que no pueden existir dos usuarios, que es solo una subjetivación temporal. Este es el más inmenso escenario virtual que existe.
En los años treinta, empezaron a hacerse muchos experimentos con respecto a los átomos, moléculas y otras diminuteces de la materia. Lo primero que se toparon fue que no había materia, que la materia era energía. Cuando vieron esto, se dieron cuenta que la energía simula una forma, pero en realidad solo es un campo de acción y efecto. Vieron que los átomos son trasparentes y que no están allí fijos, que están sucediendo, que son ondas a la vez que partículas. Son campos de energía, que al percibirse con los sentidos dan la ilusión de una realidad material. Cuando nos enseñan el dibujito del átomo creemos que hay unas pelotitas girando por allí como que son un sistema planetario, pero la energía va y viene en lapsos muy rápidos, va y viene y no sabemos a dónde, solo que es tan rápido que parece estar allí todo el tiempo. Cuando estos sistemas de energía se agrupan forman pequeños trozos de materia que llamamos moléculas y siguen siendo lo mismo, pero al reflejar los fotones a nuestros ojos, les dan un comportamiento que es interpretado como color y textura; de la misma forma, crean un campo electromagnético que el sentido del tacto, con el suyo propio, al ponerse en contacto, percibe como solidez.
Las cosas no son de ningún color y sin embargo aparentan serlo. Un objeto negro, atrapa todas las partículas que llegan a él y al no rebotarlas hacia nuestros ojos nos da la impresión de ser negro, pero en realidad está completo de partículas, lo cual debería darnos un color blanco, pero no es así. Un objeto blanco hace precisamente lo opuesto y debería darnos el efecto contrario. O sea, vivimos en un mundo transparente de partículas de energía no sólidas, que van y vienen sabe Dios a donde y que no dan la ilusión de ser reales y de tener color.
El pobre Einstein al estudiar el comportamiento de átomo dijo que al estar más cerca de él, estaríamos más cerca de Dios. No era una blasfemia, sino uno de los más devotos pensamientos que he leído; muchos lo condenan por decir esto sin comprender lo que decía. Lo que pasa es que se cumple la regla, entre más religioso el sujeto, generalmente termina siendo más ignorante. Mira que no quiero ofender a los devotos, aquellos sinceros amadores de la vida, sino a aquellas personas que parcializan su mente de tal manera que usando solo un pedacito de ella, se comportan como monos pequeños y asustados, matando más personas por religión que manifestando los frutos del amor; como diría el maestro Cerati, “Quizá no es amor”. Devoción y religiosidad no son sinónimos, aunque a menudo vengan en el mismo contenedor.
Al hacer estudios sobre átomos en cámaras de alta energía, se dieron cuenta que los electrones eran ondas y partículas a la vez, que se posicionaban de acuerdo al observador y que podían estar en muchos puntos al mismo tiempo. También vieron que dos electrones que habían estado unidos, no importando la distancia, se comportaban como uno solo. En fin, no quiero volverte físico, quiero que alcances la iluminación. Si sigo con el rollo de las partículas y la física cuántica no vamos a escapar del ego que nos atrapa sino más bien, meternos más en él. Pasemos a una visión existencial de estas realidades virtuales, que nos ayude a transformar nuestro mundo por lo menos en algo más confortable. Veamos a los átomos de una forma muy espiritual.
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“La materia es energía, la energía es inteligencia, la inteligencia es espíritu, el espíritu es la única realidad.”
Medita un rato en la profundidad de lo que te estoy diciendo, pero hazlo con ambas mentes, la devocional y la científica. No deseo fanáticos imbéciles, ni cientistas estériles. No lo aceptes porque es bello solamente, ni lo niegues porque no lo puedes tamizar por el método científico. Repito, usa tus dos extremos mentales para esto. La ciencia sin devoción es magia negra, la devoción sin ciencia es estupidez.
Si lo que parece materia es energía, quiere decir que las cosas no son lo que parecen, son algo más, son potencia, potenciales y virtuales. Si la energía es mente, algo inteligente, quiere decir que se puede moldear, manipular, trasformar. La vida es software, pero si la mente es espíritu, allí es donde la ciencia y la religión se unen de nuevo y se nos construye un nuevo modelo del universo, como ya lo había descrito Pietr Ouspensky hace dos siglos.
Este es el punto donde unos están viendo la infinitud detrás de la existencia y otros a un viejito barbado leyendo el libro de los pecados. Espíritu no significa religión, repito.
Si sigues viendo dos aquí, el espíritu y tú, no me estas entendiendo. Si todavía hay un Dios por encima de ti, si todavía estamos los demás y tú, si todavía el universo es algo donde tú vives y no esencialmente lo único que hay, quiere decir que no me has entendido ni una coma. Tu identidad está tan fuerte aun, que no te deja comulgar. Comunión significa unión común, unidad. No significa conjunto, significa fusión. Que delicia es que ya no lo quemen a uno por decir las verdades, aunque es tan barato que te manden a matar, que quizá algún buen religioso tome la ley en sus manos y acabe conmigo por decir estas cosas. Toco madera para anular lo que dije, pero espero que más de alguno se ría de mis ironías.
“La comunión no significa conjunto, significa fusión”.
Estoy completamente seguro de que más que hacerme entender he ofendido bastante hasta el momento. Si es así, estoy feliz. Pasemos a explicarlo de manera sencilla. Ahora que rompí las botellas, quizá sea más fácil oler el perfume.
E=mc2, significa que la energía de algo es proporcional a su masa por la velocidad de la luz al cuadrado. Es decir, la energía de un estadio lleno, es superior a la de un mendigo solitario. La masa de un objeto es producida por el número de partículas de energía que posee. La energía del presidente Obama, en su roll de presidente, es superior a la de mis huesos, pues él está soportado por los más de trecientos millones de americanos que lo conforman, eso sí, si el absorbe esa realidad, si él se la cree, porque si no, puede que siga siendo solo en negrito del batei, lo que él se crea. Sin ánimo de ofender, desde luego, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Bajo este principio es que las estrellas de rock, Gandhi, El Che Guevara y otras figuras cobran poder en el inconsciente humano, pues el inconsciente es pre-energía. Es la inteligencia que califica la energía y pre posiciona los electrones, haciendo que la realidad “suceda” de diferentes maneras para diferentes individuos y al mismo tiempo. La fuerza con que estas ideas, estos arquetipos, estas identidades colapsan en eventos depende de su masa, pues eso les da su energía. Ahora bien, no se necesita ser popular ni famoso para cobrar masa y volverse energía poderosa en acción, Jesus de Nazareth solo necesitó 12 fieles amigos para fundirse con la deidad y transformarse en el hijo de Dios. Si me empiezas a decir que Jesus ya era el hijo de Dios y que bla, bla, significa que aun ves varios aquí y quiere decir que no me entiendes aun. Significa que Juan 14:20 no significa nada para ti. Mejor sígueme leyendo, tu ego se defenderá a muerte en este proceso, no quiere dejar de ser tú, aunque esto sea ser nada o casi nada, que como diría Silvio Rodríguez, no es lo mismo, pero es igual.
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Si detrás de todo lo que existe está el espíritu, el “uno” significa que no hay distancias entre las cosas, como no hay distancia entre tú y tú. Cuando no hay distancia entre las cosas no hay tiempo y eso significa que los eventos no deben tardar. Que toda la energía y mente del universo están juntas para algo. Significa que lo que se piensa es, sucede de inmediato y se vuelve real. El tiempo se curva y se colapsan las reglas de la física, pues el espíritu detrás de la energía y la materia, está en todas partes y en todos tiempos. El gran “Amén”.
Significa que no puedes existir por separado de Dios y que no existen dos aquí, que todo lo que ves y todo lo que somos es uno en realidad. Que el amor por Dios, el amor de Dios, al prójimo y a ti, son uno solo. El que esté consciente de esto, ganará una masa ilimitada y sin necesidad de ser famoso, por simple identificación, por volverse uno con ello. El arquetipo supremo. La gran obra.
Ojo, sin la masa universal, solo será un loco megalómano que se cree Dios, otro fanático egoísta más. El amor por todas tus partes, es la única fuerza de cohesión que puede lograr esta magnánima identidad. Es aquí, donde el maestro Jesus se realizó, adoptando la suprema de las identidades.
Es por eso que en los momentos de devoción y unidad, los milagros pasan fácilmente, pues somos uno por un ratito o al menos, dejamos de ser algo por separado.
El proceso de integración del ego al absoluto, es el gran camino.
Te pregunto. ¿Una gota de agua del mar, si la ves detenidamente, es el mar en sí misma no? Pero, una gota de agua del mar en el mar ¿Es gota o es mar?
Te dejo con esto: “Sois dioses” (Salmos 82:6; Evangelio de San Juan 10:34)
Seguiremos,
Ben.
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